Item | Descripción | Valor |
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El primero de todos ellos en alzar la voz y acercarse a aquel hombre no sería otro que el esquelético hombre pálido que, con su aliento aún recuperándose de todo el esfuerzo que le había resultado llegar hasta allá se dirigió hacia su amigo y compañero de las artes arcanas.
-Menuda barrera tienes fuera, -comentó admirando la dedicación del poderoso Zyrtek- cuando vi a Bones cruzarla yo casi voy detrás. Por suerte me acordé de que sigo siendo de carne y aún necesito conservar todos mis órganos intactos... me detuve justo a tiempo y me puse a esperar a que abrieras, que las 9 de la noche son muy tarde.
Al parecer aquella barrera era imposible de cruzar en caso de un ser vivo; por lo que la mayoría de los presentes debería tener cierto cuidado a la hora de pasar por donde no se debiera cruzar. Una información altamente importante que probablemente hubiera causado algún que otro susto en malas circunstancias, pero por fortuna no se llevó ninguna víctima.
Aquella mujer Tiefling apareció practicamente de la nada, el aventurero tan solo pudo escuchar unos pasos rápidos detrás de este antes de que esta muchacha rojiza se avalanzara encima del anciano mago, atravesándolo por completo, revelando pues que no era más que una simple ilusión.
Sin verse afectada por ello, continuó su caminata hacia el verdadero cuerpo del mago el cual estaba oculto unos cuantos pasos más atrás, dándole un fuerte abrazo que, claramente, alegró al anciano mago mucho más que un simple abrazo de amistad.
-¡Sigues vivo, viejo cascarrabias!. -Comentó contenta de verle- Y por lo que puedo ver, te ha ido muy bien desde la última vez que nos hemos visto... -Aquel comentario fue acompañado de un vistazo por los objetos valiosos que estaban expuestos por la mansión- Estoy segura de que las cosas más interesantes que tienes se encuentran en tu alcoba, ¿Verdad?.
Aquella mujer parecía estar ligando con el anciano mago, alque que a juzgar por la sonrisa que este mostraba, era algo que le parecía gustar.
El Warforged se mantenía firme en todo momento, no pudiendo apartar la vista de todos los animales muertos que había alrededor de la casa, y aunque este no podía hablar, los pitidos largos y cortos que emitía parecían tener un mayor peso ahora, quizás un tono de enfado si es que eso fuera posible.
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Los pitidos llamaron la atención del mago, el cual no parecía saber exactamente qué era lo que estaba diciendo exactamente, pero tampoco era algo que pareciera importarle en absoluto.
-¡Jason!. -Exclamó el mago alegre de verle- ¿Era XIII o XII?. A decir verdad, tu y tus hermanos sois tantos y todos sois idénticos que me es imposible reconoceros... Así que te llamaré Jason a secas, seas XIII, VI o IX... Aunque por lo que puedo ver, no eres Jason XXX, si no tendrías otro "chasis". -Bromeó.
A pesar de no saber distinguir a los Warforged, al menos sabía que este ere Jason.
El último en llegar de los presentes era aquel hombre encapuchado de la taberna, realmente no parecía estar muy feliz de estar en el lugar, a pesar de todo, continuó con su marcha hacia el interior de la mansión, echando un vistazo a un lado y a otro en busca de cualquier cosa que le pudiera servir.
-Zyrtek. -Dijo con frialdad en su voz, casi sin poder ocultar sus verdaderos sentimientos hacia el mago- He venido en nombre de mi madre. Murió. -Explicó el hombre, siendo un momento un tanto incómodo para explicar semejante suceso- Asesinada por quien hasta hace poco creía que era mi padre, cuando encontró las cartas de amor que tu le mandabas a ella; y casi me asesina a mi, tuve que acabar con el con estos cuchillos que me regaló por mi cumpleaños, con mis iniciales grabadas.
La situación se puso tensa de un momento a otro.
-Aunque supongo que tu eso ya lo sabías... -Dijo finalmente- A fin de cuentas, la carta estaba a mi nombre y no al nombre de ella. ¿Verdad?.