Tras volverle a dar la vuelta al mago el aventurero descubrió algo ante la inspección detallada de este. Al descubrir que su lengua tiene un tono azul, una señal clara de envenenamiento con un veneno de lento actuar, la gravedad de la situación se cierne con fuerza en la habitación. La lengua azul revela que el mago ha sido víctima de un veneno cuyos efectos se manifiestan en un período prolongado de entre cinco y diez horas desde su ingestión.
La revelación añade un nivel de complejidad al misterio que rodea la muerte del mago. La búsqueda de respuestas se intensifica mientras el aventurero considera las posibles fuentes del veneno y las motivaciones detrás de este acto nefasto. La habitación, ahora cargada con la evidencia del envenenamiento, se convierte en el foco de la investigación del aventurero.